Pilotos perdidos (VI): Locke & Key
Otro perrito piloto perdido. Ya no me se más números romanos así que lo mismo es el último.
En 2020, en plena pandemia de COVID-19, Netflix estrenó su adaptación de ‘Locke & Key’, el popular comic de Joe Hill y Gabriel Rodríguez. Duró tres temporadas y tuvo cierto éxito (yo sólo vi la primera temporada porque no es que me gustara especialmente para seguirla) pero no es de ella de la que vamos a habar aquí si no del primer intento de llevar el cómic del hijo del Maestro del Terror Stephen King a la pantalla en el ya lejano año 2011. Estamos, como no, ante una nueva entrada de la serie más popular de esta newsletter: Pilotos Perdidos.
Después de que pasara por diversas manos (las de Steven Spielberg incluidas) la Fox se hizo con los derechos de ‘Locke & Key’ en 2010, cuando el cómic todavía no había terminado y se seguían publicando nuevos números a través de la editorial IDW. La network encargó un piloto a Josh Friedman para la temporada de Otoño de 2011 y se generó bastante hype. Se contrató a Mark Romanek (conocido por sus vídeos musicales y que acababa de dirigir la fantástica ‘Nunca me abandones’) para dirigirlo y entre los nombres del reparto estaban los de Miranda Otto (‘El Señor de los Anillos’), Nick Stahl (‘Sin City’) o las jóvenes Sarah Bolger y Ksenia Solo en el papel de Dodge, uno de los fans favourites del cómic.
Como tantas veces, la malévola FOX, que manejaba la guadaña con la facilidad con la que ahora lo hace Netflix, terminó cancelando el proyecto sin que viera ni siquiera la luz y el piloto, que sólo se enseñó en la Comic-Con de 2011, se guardó en un cajón… hasta que alguien lo abrió, sacó la cinta y la subió a Youtube. Y ahí sigue subido. Se llama ‘Ghost Key’ y son 48 minutitos en perfecta VO:
La historia sigue a los Locke, tres niños que después del trágico asesinato de su padre, se mudan con su madre al viejo caserón familiar, Keyhouse, en Lovecraft, Masschusetts. Allí tendrán que empezar una nueva vida pero pronto descubren una serie de llaves con capacidades digamos que paranormales escondidas por toda la finca y a una peculiar criatura que habita un pozo en medio de la misma.
Joe Hill ha cumplido ya la cincuentena y se ha ganado un nombre por si mismo más allá de ser el hijo de Stephen King, siendo ‘Locke & Key’ su obra más reconocida hasta el momento. Sin embargo, a pesar de seguir su propio camino, es innegable el aroma Stephen King que desprende ‘Locke & Key’ y que potencian tanto este piloto de 2011 como la serie de Netflix de 2020. En especial ese mundo sobrenatural que sólo los niños son capaces de vislumbrar (y sufrir) mientras que los adultos no lo ven o lo han olvidado conecta mucho con ‘It’ al igual que el villano Dodge, quizás no tan aterrador como Pennywise pero con un aura y una backstory similar.
Josh Friedman era uno de los niños mimados del Hollywood de la primera década del siglo. Había escrito ‘La Guerra de los mundos’ de Spielberg (aquella con Tom Cruise y Dakota Fanning) y ‘La Dalia negra’ de Brian de Palma adaptando a James Ellroy en cine y había creado ‘Las crónicas de Sarah Connor’, uno de los mejores productos de la saga Terminator, para Fox.
Sin embargo, con el fracaso de esta ‘Lock & Key’ entró en una época negra en la que no le tiraba para adelante ningún proyecto (de ‘Snowpiercer’ quizás hablemos en esta newsletter en un futuro porque tiene tela) . Por suerte dejó atrás esa etapa y ahora está bien atareado siendo el showrunner de la ‘Fundación’ de Apple TV+ y escribiendo las secuelas de ‘Avatar’ para el megalomaníaco de James Cameron.
Y hasta aquí hemos llegado. Disfruta de tu vermut y tu aperitivo (yo voy a dar buena cuenta de una lata de ricos berberechos) y nos leemos en dos semanas o quince días, lo que ocurra antes.
En capítulos anteriores:
I. Star Trek
III. La rueda del tiempo
IV. LAX 2194